«Solo un año
más. Solo uno. Después no volverás a saber más nada de esos idiotas. »
Pensaba,
mientras el agua fría recorría cada centímetro de mi cuerpo.
Hoy empezaba
otro día en la escuela, pero para mi suerte el último año escolar. Después de
estos próximos nueve meses no volveré a saber de ellos y por fin dejare de
sentirme marginada.
Me
estremecí. El agua seguía fría, y el clima no ayudaba mucho.
Escuche como
mi madre grito desde la sala de estar «Catherin, debes apurarte o llegaras
tarde una vez más» estaba en lo cierto, la semana que iba de clases había
llegado tres veces tarde, y ya me empezaban a llamar la atención.
Salí de la
ducha, y entre a mi habitación donde hacía más frio aun. Me puse la ropa que
utilizaría para ir al instituto ese día.
Mi cabello
mojo un poco la parte de atrás de la camisa que llevaba, no es buena idea
colocarme la blusa antes de secarme el cabello. Cuando este ya estaba seco, lo
que hice con él fue trenzarlo hacia la izquierda con una simple trenza.
Le di de
comer a mi Bigotes, y tome mi bolso. Antes de salir de mi habitación, escuche
mi móvil sonar.
Intentaba no
llevar al instituto el móvil, ya que siempre me distraía con él. Lo tome y
revise mi móvil. Era un mensaje desde Italia; Luca me daba los buenos días. Le
respondí el mensaje con un «Buona
giornata, amico Luca» y como sabía
que ahí no terminaría la conversación, guarde mi móvil en mi bolsillo derecho.
Ya en la
cocina, salude a mis padres.
-Tú lo has
dicho, madre, llegare tarde. Así que me voy ahora. –le informe a mi madre.
-¿Hoy tampoco vas a comer? –me pregunto ella preocupada. Mi padre dirigió su atención a mí.
-No tengo hambre, mamá –le dije.
-¿Qué es lo que te pasa? –esta vez era mi padre quien preguntaba.
-Nada… -les asegure -. Si no me doy prisa llegare tarde, otra vez. –cambie de tema.
-Tu padre te puede llevar en el auto. –informa mi madre.
-No hace falta. Iré por el camino cortó. –mentí.
-Está bien –dijo mi madre con un leve asentimiento.
-¿Hoy tampoco vas a comer? –me pregunto ella preocupada. Mi padre dirigió su atención a mí.
-No tengo hambre, mamá –le dije.
-¿Qué es lo que te pasa? –esta vez era mi padre quien preguntaba.
-Nada… -les asegure -. Si no me doy prisa llegare tarde, otra vez. –cambie de tema.
-Tu padre te puede llevar en el auto. –informa mi madre.
-No hace falta. Iré por el camino cortó. –mentí.
-Está bien –dijo mi madre con un leve asentimiento.
Y después de
eso salí de casa.
Faltaban
alrededor de 10 minutos para entrar al instituto. Hay dos caminos para llegar
al instituto, el corto que tardaba no más que 5 minutos a pie, el cual se
suponía que yo iba a tomar; y el largo, que a pie tardabas 10 minutos o más.
Toda esta semana estaba tomando el largo, y salía de casa ya cuando solo
faltaban 10 minutos para la primera clase. Lo que significaba que siempre o
llegaba justo a la hora, o llegaba retrasada por unos segundos.
El tiempo
que tome para caminar se me hizo increíblemente rápido, revise la hora del
móvil «un minuto para la primera clase» y justo en ese momento ya estaba en el
instituto, note que Luca me había escrito, de hecho había respondido al
instante que yo respondí.
» ¿Ahora
siempre hablas italiano?
«Técnicamente escribo, no hablo ;)
»Ja, ja. Muy chistosa ¿no?
» ¿Estas en clase? ¿Cierto?
«Aun no, en unos segundos. ¿Ya estás en la universidad?
»Si, ya entre.
«Te dejo entonces. Te vallan a llamar la atención por mi culpa.
»No te preocupes. Dudo que me llamen la atención.
« ¿Por qué tan seguro?
»Solo te digo. Debes ir a clases.
«Si, pero no quiero…
» ¿Otra vez con eso? No te preocupes. Tú lo has dicho… este es tu último año. Después estarás acá ¿recuerdas?
«Tienes razón.
»Entonces yo si te dejo. Ciao;)
«Ciao.
«Técnicamente escribo, no hablo ;)
»Ja, ja. Muy chistosa ¿no?
» ¿Estas en clase? ¿Cierto?
«Aun no, en unos segundos. ¿Ya estás en la universidad?
»Si, ya entre.
«Te dejo entonces. Te vallan a llamar la atención por mi culpa.
»No te preocupes. Dudo que me llamen la atención.
« ¿Por qué tan seguro?
»Solo te digo. Debes ir a clases.
«Si, pero no quiero…
» ¿Otra vez con eso? No te preocupes. Tú lo has dicho… este es tu último año. Después estarás acá ¿recuerdas?
«Tienes razón.
»Entonces yo si te dejo. Ciao;)
«Ciao.
Camine hasta
la primera clase, era física. En el segundo piso, tal vez llegaría tarde.
El pasillo
estaba lleno de estudiantes que iban apurados a sus clases, y es un pasillo muy
pequeño. Tropecé con alguien, o alguien me empujo. No sé realmente. Mientras el
resto de los estudiantes algunos ignoraron mi presencia, y otros lo tomaban a
modo de burla. Genial. Mis gafas se resbalaron de mi cara. Por lo cual, al
igual que yo, terminaron en el piso. Yo no caí totalmente, es decir, que si no
hubiera “procesado” lo que estaba pasando si terminaría completamente en el
piso, caí arrodillada. O algo parecido, una de mis rodillas fue la que toco el
piso.
-¿Tuyos? –sonrió
un chico de ojos color marrón y cabellos castaño, que me tendía las gafas.
-Si –intente sonreír también, pero pareció una mueca de desagrado. –Gracias.
-Si –intente sonreír también, pero pareció una mueca de desagrado. –Gracias.
Tome las
gafas y me fui. Sin decir nada más, y mucho menos sin que él chico pudiera
decir algo más.
Y como lo
supuse llegue tarde a la clase, y justamente la misma clase a la cual había
llegado tarde la semana anterior. Demonios. El profesor me miro a través de la
ventanilla de la puerta. Acá viene la charla. Hizo un ademán con la cabeza para
que pasara.
-Otra vez
tarde, señorita Woodley –sabía que no pasaría como si nada.
-Se me hizo tarde, no volverá a pasar. Se lo prometo. –susurre, creo que solo él me logro oír.
-Se me hizo tarde, no volverá a pasar. Se lo prometo. –susurre, creo que solo él me logro oír.
Sim embargo
no fue así. Escuche a alguien reír. Vi de quien era. Zayn, idiota.
-¿Lo
prometes? –asentí. Y el profesor río.
-¿igual que como lo prometiste la semana anterior? -. «Profesor, solo
deje que me siente y listo» pensé -. Trata de cumplirlo esta vez, Catherin. Ve,
y siéntate.
-Gracias –dije.
-Gracias –dije.
Me senté en
el fondo. Justo cuando me senté, mi móvil vibro. No tenía de quien podía ser. Pero ya tenía
suficiente con el hecho de haber llegado tarde, no revisaría el móvil. Seguía
vibrando. Mensaje tras mensaje. Decidí guárdalo en mi bolso. Ya el profesor
había empezado otra vez a explicar la clase.
Tome mi
bolso, como si fuese a sacar mi libreta, ya la puse en la mesa. Saque el móvil
de mi bolsillo y, antes de guárdalo en el bolso, revise quien había escrito.
Zayn. Rodé los ojos. Active el sonido del móvil, y lo guarde en mi bolso.
Llamaron a
la puerta, otra vez. El profesor fue a abrirla, y hablo en voz baja con él o la
estudiante que había llegado también tarde.
-De acuerdo.
Siéntate. –se trataba de el mismo chico del pasillo, y se sentó a mi lado. –Les
diré algo importante, presten atención. Ultima vez. Y lo digo en serio, última
vez que alguien llega tarde a mi clase. El próximo que llegue tarde no entrara,
o por lo menos no a mi clase. Por qué estoy realmente harto de que ustedes, en
especial estudiantes que no nombrare –me miro-, lleguen a la hora que quieran
¿bien?
El resto de
los estudiantes asintió.
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